Paternoy

Según D. Pascual Madoz:

PÁTERNOY*

Lugar con ayuntamiento en la provincia de Huesca, partido judicial y diócesis de Jaca, audiencia territorial y ciudad g. de Zaragoza, SIT. en terreno desigual; su CLIMA es frío pero sano. Tiene 11 CASAS, la del concejo que también sirve de escuela de primeras letras; iglesia parroquial (La Asunción de Nuestra Señora.); cementerio en paraje ventilado, y buenas aguas potables. El TERRENO es de mediana calidad, PROD. granos, y pastos para el ganado que cria, POBL. 16 veciudad de catastro, 99 almas. RIQUEZA IMP.  22,208 reales CONTR. 2,837. [sic]

 

Y según D. Pascual Madoz:

 

PATERNOY**

Pardina en la provincia de Huesca, partido judicial de Jaca; correspondió a las monjas benitas de esta ciudad; hoy es de un particular; se halla en término del pueblo de Bailo. [sic]


* y **: Textos mínimamente modificados para facilitar su comprensión

 

Siempre que investigo acerca de un pueblo abandonado mi primera consulta va dirigida al Diccionario Madoz. En lo que se refiere al topónimo Paternoy, este distingue entre dos posibles lugares, diferenciados únicamente por la tilde en la primera A. La definición que más se ajusta a la aldea protagonista es la de Páternoy, con la tilde que ha perdido con los años, mientras que Paternoy debió ser una pardina de la que actualmente no queda ni rastro en los mapas. Debieron estar cerca una de la otra, ya que ambas pertenecían al partido judicial de Jaca y estaban en el término municipal de Bailo.


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EL ÉXODO RURAL

 

La situación se ha repetido varias veces a lo largo de la historia, y aunque causa ha variado a lo largo de los años, el final siempre ha sido el mismo: los pueblos han visto reducida notablemente su población en beneficio de las ciudades. La revolución industrial fue el último revulsivo que provocó una migración masiva desde las áreas rurales hacia las grandes urbes, que eran las que proporcionaban en aquel momento las mejores oportunidades laborales.

 

La selección natural se encarga de que sobrevivan los más fuertes o los que mejor se adapten a las circunstancias que les rodean. Si extrapolamos esta afirmación a los pueblos, se concluye que tendrán más posibilidades de supervivencia aquellos que estén situados en torno a las ciudades, los que disfruten un clima menos agresivo, los que dispongan de mejores carreteras o tengan mayor cantidad de recursos a su alcance. Aunque toda regla tiene sus excepciones, y en ocasiones encontramos pueblos cuyo abandono, a simple vista, no tiene explicación.

 

La mayor parte de los pueblos actualmente abandonados reúne casi siempre los mismos condicionantes. Como su situación, en plena montaña, con climatología adversa. O su difícil acceso: sin carreteras, teniendo que viajar por caminos de herradura a pie o en caballería, con trayectos de varias horas en algunos casos. Sin olvidar su escasez de recursos, incluyendo la ausencia de redes de abastecimiento de agua o luz (en algunos casos la luz llegó al final de sus días). El remate lo pone la falta de oportunidades laborales para las nuevas generaciones: estas se reducían a las imprescindibles para la subsistencia, como la agricultura, ganadería y oficios (hoy artesanía) para hacer entre todos la vida más llevadera.

 

Los más jóvenes no se resignaban a continuar la trayectoria de sus antepasados. La posibilidad de trasladarse a la ciudad y vivir en casas más aclimatadas, con trabajos menos sacrificados y de mayor proyección, resultaba mucho más atractiva que la perspectiva que hasta entonces conocían: agotadoras jornadas de sol a sol trabajando la tierra y cuidando a los animales, largos y duros inviernos encerrados en casas sin comodidades y carencia de opciones de futuro. 

 

Las localidades más fuertes crecieron. Las que supieron adaptarse mantuvieron el tipo, aunque perdieron población. Las que partían de una situación más desfavorable vieron como sus jóvenes marchaban, quedando sin remplazo las viejas generaciones que lo mantenían con vida. Muchos de los que se emigraron arrastraron posteriormente a sus familiares hacia una vida mejor, con las comodidades de la ciudad, y poco a poco quedaron completamente vacías muchas aldeas y caseríos que, hasta unos años antes, no podían imaginar lo cerca que estaba su final. En algunos casos quedaron alguna persona solitaria o algún matrimonio rezagado que, a falta de familiares con los que marchar o prefiriendo quedarse en la realidad que han conocido toda la vida, optaron por permanecer en el pueblo hasta el final de sus días.


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PATERNOY

 

Paternoy cumple con todos los requisitos de la lista del buen despoblado por el éxodo rural: está ubicado en plena montaña, entre los barrancos del Cajicar y del Paternoy, considerablemente alejado de los pueblos más cercanos. No dispuso de carretera de acceso, los desplazamientos desde o hasta Paternoy eran de varias horas por caminos de herradura. Tampoco les llegó la red eléctrica, por lo que hasta el final de sus días tuvieron que iluminarse con candiles y teas.

 

Precisamente como una tea pudo haber ardido Paternoy hasta en dos ocasiones el siglo pasado. La primera tuvo lugar en julio de 1949, cuando un fuego declarado entre Salinas de Jaca y Ena se extendió hacia los montes de Bailo, acercándose de manera peligrosa a Paternoy, cuyo vecindario fue movilizado junto con los de Alastroy y Villalangua.


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Reseña en ABC, 6 de julio de 1949


 

En la segunda ocasión el fuego se llevó por delante más de tres mil hectáreas, y los vecinos de los núcleos periféricos tuvieron que elaborar cortafuegos con urgencia para impedir que las llamas arrasasen tanto sus viviendas como el monasterio románico de San Juan de la Peña, que acoge a los reyes de Aragón de los siglos XI y XII. El foco se localizó en el mismo Paternoy: una hoguera mal apagada por un joven neorrural que ocupaba una de las casas.


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Reseña del incendio en ABC, 25 de agosto de 1994


 

Dejando a un lado estos incidentes y obviando sus leyendas (que como todo pueblo las tendrá), es justo decir que Paternoy no tiene una historia especial tras de sí. Es un pueblo más: uno de tantos humildes y sacrificados lugares que proporcionaron alimento y resguardo a sus habitantes, que lo consideraron hogar y lo cuidaron y respetaron como se merece. Uno de aquellos pueblos imprescindibles para entender nuestro pasado y nuestro presente. Pero que no tenga una historia especial no quiere decir que no sea un lugar especial, porque lo es. Y mucho. Las fotos no le hacen justicia.

 

 

13 de agosto de 2020


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Habían pasado varios meses desde la última vez que nos reunimos el grupo de amigos aficionados a la exploración. Resultaron unos días de lo más entretenidos, con anécdotas divertidas y con resultados sorprendentes en lo que a sitios abandonados se refiere. Aproveché su compañía para disfrutar con ellos diversos lugares que, por su localización o sus características, no convenía visitar en solitario. También aproveché el hecho de que vinieran en un vehículo todo terreno, que resulta imprescindible para llegar a según qué lugares.

 

Tenía una deuda pendiente con esta zona en general, y con Paternoy en particular. Llevaba años apuntado en mi lista de lugares para visitar, pero lo fui posponiendo por diversos motivos. Uno de ellos era la necesidad de acceder en un vehículo 4x4, y vi el cielo abierto cuando, en la cena, me preguntaron por lugares interesantes a los que ir al día siguiente. La ruta comenzaría en un puente en ruinas (con una trágica historia detrás), continuaría en un parador abandonado, continuaría en un hotel que corrió la misma suerte… y el colofón sería esta humilde aldea que, aunque no lo parezca, tanto tiene que ofrecer. Bueno, el auténtico colofón sería darnos un baño refrescante en unas pozas cercanas ¡estábamos en plena ola de calor!

 

A Paternoy se puede llegar por dos caminos. El corto es ancho, aparentemente de buena trazada, aunque en ocasiones tiene fragmentos de grava en los que un turismo podría atascarse. El camino largo casi triplica en longitud al corto y desconozco sus condiciones, aunque tiene la ventaja de disponer a su inicio las pozas en las que nos íbamos a bañar. Escogimos finalmente el camino corto, y una vez pasado el punto de no retorno comenzamos a divisar a lo lejos la iglesia de la Ascensión de Nuestra Señora. La imagen de Paternoy promete: la naturaleza que lo rodea es espectacular, y sus ruinas se intuyen interesantes.


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Dejamos el Jeep en la plaza que hay poco antes de llegar a la iglesia, que es sin duda el punto álgido de todo lo que Paternoy puede ofrecernos. A primera vista parecen cuatro paredes ruinosas y una espadaña, todo cubierto de una espesa capa de zarzas. Pero las apariencias engañan, y las zarzas que cubren el acceso de la misma no son todo lo tupidas que pudiera parecer a simple vista, de modo que se puede entrar en el templo a pesar de los enganchones producidos en la ropa. La iglesia sorprende y mucho: los frescos de las paredes, el impresionante dintel de la puerta principal, los árboles naciendo del interior del templo… La naturaleza la va devorando poco a poco, y le da ese toque de ruina pendiente de descubrir que tanto nos gusta a los que hacemos estas cosas. Vale la pena entretenerse un buen rato en la iglesia y admirar todos los detalles que aún conserva. En verdad creo que sobra cualquier comentario que pueda hacer, lo mejor es que veáis las fotos.


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Espectacular iglesia de La Ascensión de Nuestra Señora


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Acceso cubierto de zarzas. Parece más despejado de lo que realmente está

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Impresionante dintel de la puerta de acceso, ubicada en la base de la torre

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Acceso a la nave principal del templo

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Interior de la torre de la iglesia, visto desde la base

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Un árbol crece bajo el coro, y se apoya en el arco que sostenía la estructura del mismo

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Aún sobrevive la magnífica decoración de las paredes

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Me atrevería a decir que es una de las estaciones del Vía Crucis

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Altar mayor

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Paternoy es muy agradecido para las fotos. Tiene rincones espectaculares que merecen que uno se detenga y observe. Que observe las ruinas de las casas, que la vegetación va haciendo suyas poco a poco. Que observe la impresionante naturaleza que nos rodea, con unos colores difíciles de describir con palabras. Las cámaras no captan esa esencia que nuestros sentidos perciben en directo, pero permiten que reviváis de la forma más realista posible instantes como los que yo viví en primera persona.


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Encaje de piedras entre fachadas para aumentar la resistencia de la estructura


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Al fondo, San Juan de la Peña

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Piedras encajadas al milímetro. Arte

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Paternoy tiene un protagonista que no tiene nada que ver con las casas ni con la iglesia, ni mucho menos con la naturaleza que acoge esta bonita aldea. Se trata de un elemento totalmente artificial, cuyo nacimiento tuvo lugar en los últimos instantes de vida de nuestro pueblo protagonista, y que tuvo que recorrer un camino muy duro para llegar hasta allí. Quizá no estuviera previsto, pero llegó para no salir jamás.

 

SEAT 850 ESPECIAL

 

He dicho en varias ocasiones que me entusiasma encontrar un coche en un lugar abandonado, y esta no es una excepción. Habrá a quien le cueste identificarlo, tal es su estado de descomposición, pero se trata de un SEAT 850 Especial de dos puertas. Si el pueblo es fotogénico el coche lo es aún más, y el hecho de estar medio desmontado permite apreciar las soluciones técnicas que se aplicaban a los coches en los años 60. De las cerca de tres horas que estuvimos por Paternoy, diría que casi una transcurrió alrededor del pobre “culopollo”, haciéndole mil y una fotografías. Tan es así que merece artículo aparte.


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Poco queda del SEAT 850 Especial

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Este es el aspecto que presentó hace unas cuantas décadas

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No desentona en absoluto


Algunas de sus casas tenían un tamaño considerable, y sus fachadas aun lucen bonitas arcadas con la fecha de la construcción de las mismas, todas en torno a la mitad del s. XIX.


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Año 1842
hemos echo esta casa pascual
------ mujer melchora i -------- longas

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Cambios de uso

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Casa Colás, la última en ser deshabitada. Fuente: Los pueblos deshabitados

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Impresionante

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AÑO 1846

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Hecho a mano, corte vertical impecable
 

Paternoy está lleno de rincones increíbles. Algunos de sus callejones parecen lugares de fantasía, teñidos del resplandor verde que desprende la naturaleza que los abraza. Volver en primavera será todo un placer.

 

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Camino mágico que parte de la iglesia hacia el río

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La naturaleza engulle todo a su paso

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Caray ¡cómo ha crecido este bonsay!

 

 


EPÍLOGO

 

Paternoy me sorprendió hasta a mí, que podía intuir lo que iba a encontrar, así que no hace falta que os explique la impresión que causó en mis amigos. ¿Será por encontrarse en medio de la montaña? ¿Será porque la maleza lo devora y le da ese aire de “ruinas sin descubrir” que tanto nos gusta? ¿Será por tener una iglesia sin igual? ¿Será por el SEAT 850 especial? ¿Será por todo lo anterior a la vez?

 

Fueron horas de disfrute para los sentidos. Auditivo (nada como el trinar de los pájaros silvestres), fotográfico y visual. Y al final de la tarde, gastronómico. Y es que después de un largo día de abandonos y caminata, descansando el cuerpo sentados bajo un roble, ¡La coca de cabello de ángel comprada en Ayerbe fue un aperitivo de lujo!

 

Pude saldar una deuda con Paternoy, que ya iba siendo hora. Aunque la historia no terminará aquí: como escribí más arriba, este pueblo debe ser precioso en primavera.

 

P.D.: al final no nos bañamos. ¡No dio tiempo! Aunque mereció la pena. Las pozas seguirán allí cuando hagamos la próxima visita. Y confío en que Paternoy, también.






REFERENCIAS


- Instituto Geográfico Nacional

 

 

 

 

 

Comentarios

  1. En aragonés, la "y" a final de palabra, significa "propiedad de", o "perteneciente a".
    Ésto nos lleva a conocer que fue propiedad de su fundador; el abad Paterno, primer abad de San Juan de la Peña (1015 a1040 d. C.).
    Los Peternoy fue una de las familias judías que avalaron la toma de Granada, y fueron instigadores del asesinato de Pedro Arbués en La Seo de Zaragoza. El palacio de los Paternoy estaba donde hoy está la iglesia que alberga el Museo del Rosario de Cristal (plaza de San Pedro Nolasco (en Zaragoza).
    Por su posición, estratégicamente elevada, fue emplazamiento para proteger el Camino Real que iba desde el Gállego hasta Santa Cilia de Jaca, pasando por Alastuey (no Alastroy).
    Con la desamortización de Mendizábal pasó a manos de un tal Marraco (notario de Zaragoza), que posteriormente vende a un navarro cuyos hijos renuncian a esa posesión, por lo que pasa a ser pedanía de Bailo.
    No se puede afirmar, como ha hecho usted, que Paternoy es un pueblo sin Historia.
    Para afirmar hay que conocer y, si no se conoce, sólo se elucubra.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Vaya por delante el agradecimiento ante el comentario y el aporte de datos históricos.

      En ningún momento he dicho que Paternoy no tenga historia. Todos, absolutamente todos los lugares la tienen. En algunos casos es más destacable a nivel general, en otros es relevante en un ámbito más local. Pero siempre la tienen. Lo que dije es que no tiene una historia especial tras de sí: error por mi parte, ya que doy por buenas todas sus explicaciones.

      Es realmente difícil encontrar historia sobre algunos lugares. El tiempo es el que es, y los medios son los que son. Eso sí, solo cuento lo que me consta que es cierto: lo de elucubrar lo dejo para otros. Para mi desgracia, fueron muchas horas buscando información sin obtener resultados relevantes.

      A continuación responderé a otros apuntes que ha realizado en otro comentario.

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  2. En aragonés la "y" a final de palabra significa "propiedad de", o "pertenece a". Por lo que el nombre nos informa que Paternoy es "propiedad de Paterno"; primer abad de San Juan de la Peña (1015 a 140 d. C.). Fundador de Sansueña donde cuenta con calle principal.
    Su situación elevada sobre dos barrancos se usó para proteger el Camino Real que subía desde el Gállego hasta Santa Cilia pasando por Alastuey, siguiendo el cauce del barranco.
    De ahí salieron los Paternoy, judíos que sufragaron la toma de Granada y que también fueron acusados del asesinato de Pedro Arbués, inquisidor mayor del reino de Aragón, en la catedral de La Seo de Zaragoza.
    Tenían casa palaciega donde hoy está el museo del Rosario de Cristal en la plaza de San Pedro Nolasco.
    Usted asevera en su artículo que Paternoy es un pueblo sin Historia sin informarse previamente sobre lo que quiere escribir, lo que le lleva a mal informar a sus lectores a quienes usted les da como lo más atractivo una chatarra en vez del problema de que la Historia de mil años se haya perdido para siempre.

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    1. Me parece excesivo decir que escribo sin informarme previamente y que informo mal a mis lectores.

      Primero, porque me informo. Y mucho. Otra cosa es que disponga los medios o conozca los lugares hacia los que dirigirme para elaborar un artículo o vídeo. En algún caso he rescatado historias totalmente olvidadas de sitios de lo más interesante.

      Segundo, porque jamás cuento una mentira o algo inventado. Nadie tiene todas las respuestas, nadie escribe absolutamente todo sobre un lugar, es imposible. Yo mismo, cuando creo un artículo o vídeo, acabo recopilando información a retazos de blogs, hemerotecas, libros, vídeos, webs... y con todos los datos creo un único documento. Por tanto, de mal informar, nada. ¿Falta información? No lo voy a discutir, porque siempre sucede. ¿Mala información? En absoluto. Creo que mereció la pena haberme pasado un rato muy rato editando el contraste de la fotografía con el dintel de piedra para adivinar la inscripción y así poderla proporcionar a quien leyera este blog, y es un dato que no he encontrado en ningún sitio.

      Tampoco estoy de acuerdo cuando afirma que doy por más atractivo a la "chatarra" que al pueblo. El artículo consta de dos mil ochenta y cuatro palabras, unos veinte párrafos y treinta y cinco fotografías, de las que al coche solo corresponden ciento diez palabras y cuatro fotos. De hecho, indico que merece un artículo específicamente para él solo. Si eso es dar más importancia a la chatarra que al pueblo... O quizá se refiera a que, en el artículo sobre el coche, he proporcionado más datos que al relativo a Paternoy. Seguramente sea así. Cada uno habla de lo que sabe: usted probablemente será un entendido en el románico aragonés, y mi campo son los coches antiguos. No hace falta juzgar como chatarra lo que no nos guste.

      Agradezco una barbaridad su comentario, porque el aporte que da a nivel de datos históricos es soberbio. Ya me habría gustado saber todo esto cuando hice el vídeo, porque habría quedado fabuloso. Ahora bien, creo que no ha sido justo en su valoración de mi artículo, afirmando que no me documento, que mal informo y que doy preferencia a la chatarra. Pero no se lo tomo en cuenta, porque entiendo que todo es fruto del amor que debe sentir por el románico en general y por ese pueblo en particular.

      Un abrazo.

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