Las Ruedas de Enciso

 

Según D. Pascual Madoz*:

Aldea con alcalde pedáneo dependiente de la villa de Enciso con la cual forma ayuntamiento, en la provincia de Logroño, partido judicial de Arnedo. SIT: a la margen izquierda del río Cidacos, bien ventilada, y de CLIMA, aunque frío, saludable. Tiene 32 CASAS y una iglesia filial a las de Enciso, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Remedios, servida por un beneficiado de la villa con el título de cura; los niños de esta aldea concurren a la escuela de la misma, distante ¼ de legua. Con las aguas del río arriba mencionado se riegan sobre tres fanegas de tierra de los huertos contiguos al pueblo, y con las mismas se da impulso a varios molinos harineros y algunos batanes. PROD: trigo, cebada, centeno, avena, legumbres, cáñamo y frutas. Se cría ganado lanar y cabrío. POBL: 22 vecinos, 96 almas. RIQUEZA Y CONTRIBUCIÓN con el ayuntamiento.

*Texto adaptado del original para facilitar su lectura

 

Cuando uno investiga acerca de España y sus pueblos encuentra todo tipo de información de los lugares más destacados, ya sea por su belleza, por sus características singulares o por su historia. Pero estos componen un bajo porcentaje de localidades en comparación con todas las posibilidades que ofrece nuestro país. Esto es aplicable a todos los países del mundo, y es que la ley de Pareto no se equivoca: el 80 % del protagonismo se lo llevan el 20 % de los pueblos.

Eso no quiere decir que el resto de pueblos no merezcan ser conocidos, al revés. Hay innumerables sitios que aún están por descubrir, con casas pintorescas, monumentos olvidados y paisajes espectaculares por los que la mayoría de los turistas pasan de largo. Y eso precisamente los hace aún más interesantes, ya que la escasez de visitantes facilita (y mucho) el turismo. España tiene miles de pueblos maravillosos en los que apenas nos fijamos porque, aparentemente, no tienen nada que ofrecer. Y quizá sea eso lo que más debería atraernos: su disponibilidad y su sencillez.

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Las Ruedas de Enciso


UN PUEBLO, UN RÍO Y UNA PRESA


Un pueblo: Las Ruedas de Enciso.

Las Ruedas de Enciso era una pequeña aldea situada en la margen izquierda del río Cidacos. Aunque pertenecía a La Rioja, estaba (literalmente) a un paso de la provincia de Soria. La carretera atravesaba su casco urbano, dividiéndolo en partes alta y baja. La iglesia de Nuestra Señora de Los Remedios ejercía de elemento diferenciador, y estaba situada junto a la carretera. En la parte alta se encontraban las zonas de labor y trabajo, mientras que la zona residencial se ubicaba en la parte baja del pueblo, en torno la calle única que descendía hasta la alameda.

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Entrando a Las Ruedas desde Soria


Las Ruedas de Enciso carecía de grandes monumentos, y tampoco hubo en su historia acontecimientos de relevancia. Las Ruedas entra de lleno en ese 80 % de localidades que, a simple vista, no tienen nada que ofrecer. Y ese era precisamente su mayor atractivo, ya que, al tratarse de un lugar poco conocido y sin masificar, el visitante podría haber disfrutado de su arquitectura típica, de su gastronomía y de la impresionante naturaleza que le rodeaba.

Las Ruedas de Enciso tuvo el dudoso honor de ser un pueblo dos veces deshabitado. La primera vez tuvo lugar en los años 60, y ocurrió a consecuencia de una causa de lo más recurrente: el éxodo rural. La población marchó en busca de un futuro más prometedor y el pueblo quedó sin habitantes, siendo frecuentado únicamente por los agricultores de la zona que acudían a trabajar las tierras. Resurgió a finales de los 70 gracias al fenómeno de las segundas residencias, siendo habitadas sus casas tanto por descendientes de los antiguos habitantes como por nuevos pobladores. Se rehabilitaron algunas viviendas, se retomaron antiguas tradiciones, y Las Ruedas de Enciso volvió a la vida, aunque no por mucho tiempo: su segunda despoblación llegaría antes de finalizar el s. XX.

 

Un río: el Cidacos.

Además de dar nombre a una conocida marca de conservas, el Cidacos es un afluente del Ebro por su margen derecha, y tiene una longitud de 79 km. Nace en las Tierras Altas de Soria, concretamente en la Sierra Montes Claros, cerca del Puerto de Oncala (tenéis que probar los quesos de Oncala, son extraordinarios) y desemboca en el Ebro a la altura de Calahorra, cuya ubicación se debe precisamente a este río. Durante mucho tiempo el Cidacos ha sido, junto al Ebro, uno de los ejes vertebradores de La Rioja Baja. 

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El agua del Cidacos siempre se ha utilizado para el abastecimiento de agua de boca y para el regadío. Su curso estaba regulado por el embalse de La Estanca del Perdiguero, y por ese motivo casi siempre llegaba seco a su desembocadura. Hasta 2019.

 

Una presa: la Presa de Enciso.

La intención de construir una presa en Enciso no es reciente. En los años 20 del siglo pasado se barajó esa posibilidad, pero no fue hasta finales de los 70 que los organismos oficiales se pusieron en marcha con el proyecto. La licitación tuvo lugar en 1993, y fue finalmente adjudicada en 1997 por 5.857 millones de pesetas (35.201.278,95 €), teniendo un plazo de ejecución de tres años. Los trabajos se iniciaron en 2008, pero la construcción sufrió diversas paradas a consecuencia de las dificultades económicas provocadas por la crisis, por recortes presupuestarios y por desacuerdos políticos. La presa fue inaugurada en 2018, y el coste final ascendió a 79.800.000 €, aunque otras fuentes elevan esta cifra hasta más de 100 millones de Euros.

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La presa de Enciso


La de Enciso es, por detrás de la de Mansilla, la segunda presa más grande de La Rioja. Se construyó mediante la técnica del hormigón compactado con rodillos (HCR), siendo necesarios un total de 692.000 m3 de hormigón. Presenta una altura de 104,15 metros sobre cimientos y una longitud máxima de 375 metros. Para su construcción fue necesario ejecutar una variante de la carretera LR-115 de 6,55 km de longitud, ya que parte de la misma quedará inundada con la acumulación de agua. La capacidad máxima del embalse es de 46,1 Hm3, que servirán para suministrar agua de boca a 20.000 habitantes, regar 5.500 km2 de campos de cultivo y generar 7,54 GWh al año.

La construcción de esta presa tuvo doble polémica. Por un lado, estaban los diversos estudios sismológicos que advertían del riesgo existente si el peso del agua embalsada (y el de la propia presa) provocaba el movimiento de una falla, generando sismicidad inducida y produciéndose un terremoto. Estos estudios chocaban frontalmente con los elaborados por la constructora de la presa y por los organismos gubernamentales, que aseguraban que no habría nada que temer. Los vecinos de la comarca mostraron su rechazo a la presa durante años, de manera totalmente infructuosa.

Por otro lado, estaba la polémica de Las Ruedas de Enciso. Una polémica mucho más silenciosa. Con la acumulación de agua el pueblo quedará totalmente inundado, quedando condenado a ser demolido antes de que comenzaran las pruebas de llenado de la presa. A pesar de los muchos esfuerzos que se hicieron desde la asociación Amigos de Las Ruedas por evitarlo, la respuesta siempre fue la misma. No hubo marcha atrás.

 

Mayo de 2017

Hacía mucho tiempo que quería visitar este pueblo. Supe de su existencia gracias al blog Los pueblos deshabitados (que debéis visitar, su labor de investigación es digna de reconocimiento), pero por unas cosas o por otras nunca me lanzaba a hacerlo. Un día llegó a mis oídos la noticia de que su demolición era inminente, motivo por el cual organicé mi agenda y le encontré hueco rápidamente. El pueblo fue derribado apenas tres meses después.

Google Maps es una gran aliada, pero no es infalible. Según su herramienta “Street view” es posible circular en coche hasta el centro del pueblo, pero cuando llegué me topé con que la carretera estaba cortada a unos 3 km de Las Ruedas. Me desvié por la nueva variante y me acerqué al máximo posible, aparcando en una pequeña explanada que había junto a una curva y desde la cual podría llegar al pueblo bajando por la montaña. En verdad fue lo mejor que pudo haberme pasado, porque desde esta posición podía controlar los movimientos de los empleados que trabajaban en la construcción de la presa, ya que el acceso a la zona del pueblo estaba restringido a los trabajadores de la obra.

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Tramo cortado de la carretera LR-115

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Al fondo, la presa de Enciso


Entré en el pueblo por la parte alta, la de los pajares y las bordas. Algunas estaban en perfecto estado, y ello se debe a que el pueblo ha estado “habitado” hasta hace relativamente poco tiempo. No me canso de manifestar mi admiración por estos muros de piedra, con unas esquinas tan impecablemente realizadas.

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La iglesia no existe desde comienzos de los 2000: fue derribada para facilitar el paso de los camiones de gran tonelaje que se desplazaban hacia la obra. La explanada que hay junto a la carretera nos marca su emplazamiento, e indica el comienzo de la que fue zona residencial de Las Ruedas. Todas las viviendas estaban alineadas en torno a la estrecha calle única, que nacía junto a la iglesia y serpenteaba hasta llegar a una plazoleta.

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Calle única en sentido descendente


En muchas de las casas se aprecian reformas realizadas a finales de los años 70. Es fácil datarlas, basta con fijarse en el diseño de los azulejos o el estampado del papel pintado. Sin duda se trata de las modificaciones realizadas por la segunda población que Las Ruedas recibió en torno a esta época, que volvió a llevar el agua corriente al pueblo y lo dotaron de nuevas comodidades. Es sencillo distinguir algunos cuartos de baño añadidos a posteriori, ya que tienen las bajantes de aguas sucias instaladas en la fachada, sin empotrar.

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Puede que sea porque su despoblación fue rápida, porque no hayan pasado muchos años desde que esto sucediera o porque en los alrededores hubiera trabajadores de la presa, pero el caso es que Las Ruedas no estaba tan vandalizado como otros pueblos que he visitado. Aún quedaban muchos muebles, enseres, ropa, periódicos, calzado…

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Marché de allí sin terminar de creerme lo que iba a suceder. Me parecía inconcebible que aquel pueblo fuera a ser demolido, no era capaz de visualizarlo en mi mente.

 

Enero de 2018

Volví varios meses después. Había visto fotos, pero tenía que verlo con mis propios ojos. No quedaba nada de Las Ruedas. El muro de piedra de algún bancal, la carretera y poco más. Aún no había terminado de construirse la presa, pero el trabajo ya estaba realizado. Es impactante ver cómo se puede hacer desaparecer un pueblo de manera que, en cuestión de días, parezca como si jamás hubiera existido. No debería sorprenderme: ya he visto muchos pueblos de los que apenas queda alguna pared y la iglesia. Pero en esos casos han sido necesarios décadas de dejadez, y con Las Ruedas de Enciso habían pasado meses. Quizá por eso me impresionó tanto.

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Las Ruedas en los años 50

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Las Ruedas a comienzos de los dos mil

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Las Ruedas en la actualidad

 

Septiembre de 2020

Leí que la presa de Enciso había realizado un importante vaciado, así que decidí volver a lo que quedaba de Las Ruedas. El nivel del agua no era lo suficientemente bajo como para ver todo el pueblo (o el terreno donde una vez estuvo), pero no hizo falta más, vi lo que tenía que ver. Pude reconocer algún muro de contención, y de hecho logré descender por el mismo camino que utilicé en mi primera visita. No hubo mejor manera de comprobar los cambios producidos.

En muchos embalses, cuando desciende el nivel del agua se pueden ver los restos de los pueblos que inundaron. En este caso apenas se puede distinguir la carretera o algún bancal. Da mucha pena comprobar lo sencillo que resulta hacer desaparecer siglos de historia.

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En la foto aérea que se muestra a continuación, aparecen marcados dos lugares que fotografié en mi última visita: un muro de contención y una era empedrada. 

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En la foto aérea, marcado con una estrella

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En la foto aérea, rodeado con un círculo



EPÍLOGO

Soy el rey de la procrastinación. Siempre dejo las cosas para más tarde, porque hay tiempo. Pero nunca sabemos si habrá tiempo, nunca tendremos la certeza de que habrá un “más tarde”. Este es un claro ejemplo: si lo hubiera visitado a su debido tiempo, quizá hubiera disfrutado mucho más de un pueblo que probablemente se hubiera encontrado en un mejor estado de conservación, y podría haberlo explorado en más ocasiones. De nada sirve lamentarse, pero sí sirve aprender de los errores. Hay una frase que me gusta mucho, y que resume esto a la perfección:

Para luego, es tarde

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En primer plano, la carretera antigua en dirección a la presa. Al fondo, el viaducto de la variante.

 

BIBLIOGRAFÍA

LIBROS

  • Diccionario Madoz

BLOGS

WEBS

  • ABC
  • Cadena SER
  • Confederación Hidrográfica del Ebro
  • El Confidencial
  • Grupo Typsa
  • Heraldo de Aragón
  • Instituto Geográfico Nacional
  • La Rioja
  • Nuevecuatrouno.com
  • PERI Group
  • Universidad de Zaragoza
  • Wikipedia

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