Cañicera

Lugar con ayuntamiento en la provincia de Soria (14 leguas), partido judicial del Burgo de Osma (5 leguas), audiencia territorial y ciudad g. de Burgos (25 leguas), clióciudad de Sigüenza (9 leguas).

Situada en la falda de un cerro que lo domina por el norte, y libre a la influencia de los demás vientos, su clima es sano y no se le conocen enfermedades especiales. Tiene 14 casas, la consistorial, escuela de instrucción primaria concurrida por 12 alumnos de ambos sexos a cargo de un maestro a la vez sacristán y secretario de ayuntamiento, dolado con 10 fanegas de trigo; una fuente de buenas aguas que provee al vecindario para beber y demás usos domésticos, y una iglesia parroquial con advocación a San Martin, aneja de la de Tarancueña, cuyo párroco la sirve por medio de un teniente.

Linda el término municipal, al norte con el despoblado de Rejuelas; al este con Tarancueña; al sur con Manzanares, y al oeste con Rebollosa. Dentro de él se encuentran varios manantiales y pozos, que sirven para abrevaderos de los ganados. El terreno que participa de monte y llana es flojo y de poca miga; comprende un monte poblado de roble, una dehesa propia del común, algunos huertos rodeados de álamos y varios prados. Caminos: los locales de herradura y en mal estado.Correo: se recibe y despacha por la arteria de Caracena. Producción: trigo común, centeno, cebada, avena, legumbres, pocas patatas y berza; cria de ganado lanar, vacuno y asnal. Abunda la caza, en particular de perdices.

Población: 1 vecindario, 60 almas.
Impuestos: 4.388 reales.
Presupuesto Municipal: 100 reales, que se cubren con los productos del monte.


*Descripción extraída y adaptada del Diccionario Geográfico-Histórico-Estadístico de España, Pascual Madoz, 1845


Cañicera, julio de 2018

El destino ha querido que tenga aficiones viajeras. Esto es así. De una forma u otra, para poder disfrutar plenamente de las cosas que me gustan tengo que coger el coche. Afortunadamente conducir es otra de mis aficiones.

Esperaba ansioso la llegada de aquel fin de semana. Iba a ser una reunión con amigos a los que, por desgracia, no tengo ocasión de ver tanto como quisiera. Estaría aderezada con buena comida, bebida, y además iba a disfrutar del Pirineo, que me fascina. Por si fuera poco, iba a hacer una ruta en 4x4 junto al compañero bloguero Carreteras Abandonadas (os recomiendo visitar su blog) por una de las carreteras más importantes del Pirineo y que actualmente está completamente olvidada. Como podéis imaginar, el fin de semana prometía. ¿Y por el camino? Siempre que realizo un viaje largo procuro aprovechar el trayecto, siempre hay lugares interesantes para visitar sin tener que desviarme mucho de la ruta. Y allí estaba Cañicera.

La primera noticia que tuve de este pueblo me hizo recurrir una y otra vez a los mapas del IGN, a Google Maps, a buscar fotos y reportajes... A decir verdad no sé qué vi en Cañicera para tener tantas ganas de visitarlo en persona, pero la realidad era que no se alejaba demasiado de mi ruta prevista para el viaje y tenía tiempo para visitarlo de forma relajada. Es curioso: cerca de Cañicera hay un buen número de despoblados interesantes, pero ni pensé en ellos. Yo quería ir a Cañicera.

Ubicado a 1204 metros de altitud, se le supone un clima extremo: muy caluroso en verano y helador en invierno. El invierno lo imagino por su situación geográfica, pero del verano puedo dar fe: aquella mañana de julio era asfixiante. Tampoco ayuda llevar botas y ropa de manga larga, pero tengo muy claro que la seguridad es fundamental. Para caminar sobre escombros y vigas viejas, a veces repletas de clavos oxidados, es imprescindible llevar calzado resistente. Y como raro es el pueblo que no está comido por la maleza, la manga larga evita que uno se llene los brazos y las piernas de arañazos. Lo siguiente debería ser el casco, porque me pego cada golpe en la cabeza...

El paso del tiempo es cruel, y se ha cebado con Cañicera. En la siguiente foto, que compara dos fotografías tomadas en sendos vuelos gubernamentales destinados a cartografiar el país, se constata como, en el transcurso de unas décadas, han desaparecido prácticamente todos los tejados. 

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La calle principal está cubierta por un tapiz verde, que hace un bonito contraste con el tono rojizo de las fachadas. Se divide en dos partes, la Baja y la Alta. La parte Baja comienza en el camino de acceso, junto a la iglesia, y termina en una plaza triangular. En ella nace la parte Alta, que asciende hasta la última casa. No está deshabitado, al menos una de las casas tiene huéspedes con cierta frecuencia (de hecho se anuncia como casa rural), y las tierras de labor siguen siendo trabajadas por los agricultores de la zona. 

Es un pueblo pequeño, sencillo y bonito. Todas las viviendas están orientadas en torno a la calle principal, que asciende terminando en la única casa habitada (y muy cuidada). En la parte baja del pueblo, justo a la entrada, nos encontramos los restos de una iglesia absolutamente engullida por la vegetación, haciendo honor a la tan recurrente frase de "la naturaleza recupera lo que es suyo".

Comenzaremos la visita en la iglesia, que está situada en la parte más baja, e iremos ascendiendo por la calle principal. Por desgracia, lo poco que queda de la iglesia de San Martín está absolutamente ocupado por la naturaleza. Aquel día era imposible acceder a su interior. Quizá en invierno...


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Desde la iglesia podemos ver la calle principal, la plaza triangular y la parte alta del pueblo.

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En la plaza triangular nos encontramos con una casa muy grande y señorial, probablemente fuera de la familia más acaudalada del pueblo. La fachada tiene tales dimensiones que prácticamente no cabía en una sola fotografía.

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La plaza triangular debía ser el lugar con más vida del pueblo. Desde este balcón se tenía controlada la parte baja.

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Creo que esta chimenea es utilizada con más frecuencia de la que nos podamos imaginar.

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En la plaza triangular comienza la parte alta del pueblo.

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Como aficionado a los coches que soy, me gusta mucho encontrar elementos relacionados con ese mundo. Ese trozo de chapa corresponde al techo de un Renault 8 o 10, berlinas medias de la marca francesa que recorrieron nuestras carreteras durante los años 60, 70 y 80. 

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Jugar a las adivinanzas da mucho juego en la exploración de lugares olvidados. ¿Imaginamos que la fachada enfoscada corresponde a la vivienda, mientras que la que tiene la piedra a la vista pertenece a la cuadra o pajar? Por desgracia poco podemos averiguar, ya que no queda en pie ningún elemento del interior que nos proporcione alguna pista.

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Es triste que nos lo tengan que recordar: un lugar despoblado no tiene necesariamente que estar abandonado o carecer de propietario/a

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Pese a ser un pueblo tan pequeño, me entretuve mucho rato observando y fotografiando los rincones tan bonitos que ofrece. En el próximo viaje que haga por la zona volveré a Cañicera, me gustaría volver a zascandilear entre sus ruinas.

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